Las mulas del Ejército mañeras

Las mulas del Ejército mañeras

Se podrá lograr que las mulas pasen arriba de una boca de tormenta en un desfile?

En una oportunidad estaba dando un curso en Junín de los Andes sobre fines del mes de enero. A los pocos días se realizaba en la misma localidad la “Fiesta del puestero o peón de campo”.

En uno de los almuerzos del curso se me acercaron dos suboficiales de gendarmería y entonces se desarrolló el siguiente diálogo.

Buen día, señor. ¿Usted es Hardoy? me preguntó uno de ellos, terminando su frase haciéndome la venia.

Si, señor, ese soy yo –le dije y le tendí mi mano.

Nos manda nuestro coronel a hablar con usted para ver si puede ayudarnos con unas mulas que tenemos que usar en el desfile de gendarmería durante la Fiesta del Puestero.

—¿Y cual es el problema? les pregunté.

Es que el desfile pasa por la avenida pavimentada principal del pueblo y justo frente al palco donde estarán las autoridades hay dos bocas de tormenta en el centro de la calle y las mulas se niegan a pasar por arriba. El año pasado ya armaron lío estos animales pues en ese lugar desviaron el cañón que arrastraban contra las barandas de contención de gente y tuvimos un gran problema. El sargento que las conducía y que las había domado no pudo evitarlo.

¿Ustedes pueden traer las mulas al lugar por el que deben pasar cortando el tránsito durante una hora para que pueda trabajarlas? —les pregunté. 

Podemos traerlas pero no podemos cortar el tránsito para hacer eso pues tendríamos un problema con el intendente y con la gente. ¿No podemos trabajar en otro lado? —respondieron preocupados.

Vea, las mulas no pasan por ese lugar pues sienten que el lugar es inseguro —les expliqué. Su instinto de preservación les dice que deben esquivar el lugar pues sienten el ruido del agua que pasa por las cañerías, eso para ellas es un pozo y por las rejas de fundición huelen el olor a humedad que emana de allí. Si no podemos traerlas para trabajarlas un rato hasta mostrarles lentamente que el lugar es seguro, ellas eludirán el lugar. No hay grito, palo o látigo capaz de evitar que su instinto de preservación les indique que es mejor no pisar sobre ese pozo desconocido. Si no pueden traerlas al lugar, piensen en enganchar los cañones a alguna camioneta o camión y olvídense de hacerlo con las mulas.

Pero mi coronel nos dio la orden de hacerlo y nos dijo que usted nos ayudaría. —insistieron.

Yo puedo ayudarlos con las cosas que tienen sentido. Pero convencer a una mula de que pase sobre una boca de tormenta en medio de un desfile rodeada de gente, con altoparlantes y desoyendo a sus instintos… es un sinsentido.


 

Se podrá lograr que las mulas pasen arriba de una boca de tormenta en un desfile?

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