Cuando mirás la boca de un caballo, probablemente no pensás en todo lo que te puede contar. Pero la realidad es que los dientes de un caballo son mucho más que herramientas para masticar: son una suerte de “registro” que, si aprendés a interpretar, te puede dar información sobre su edad, su salud e incluso su rendimiento.
Un caballo adulto tiene 40 dientes: 12 incisivos, 4 caninos (que aparecen sobre todo en los machos) y 24 molares, que se ocupan de triturar el alimento. Pero no nacen todos juntos ni de la misma forma. Durante los primeros años, los famosos “dientes de leche” van cayendo para dar lugar a los permanentes, que son más amarillentos y alargados. Este cambio, junto con las marcas y desgastes que se van dando, permite estimar la edad del caballo con bastante precisión.
Además de envejecer, los dientes de un caballo también “hablan” de su estilo de vida. Un caballo que vive en libertad, comiendo pasto durante largas horas, va desgastando sus dientes de forma más natural y equilibrada que uno estabulado, que pasa menos tiempo masticando y no necesita arrancar el pasto con los incisivos. Esa diferencia en el desgaste puede generar problemas si no se controla.
La importancia de cuidar su boca
No es raro escuchar el viejo dicho: “A caballo regalado no se le miran los dientes”. Pero, si querés realmente cuidar a tu caballo, te conviene mirárselos, y seguido. Los bordes de los molares, por ejemplo, pueden volverse filosos y lastimar la lengua o las mejillas, sobre todo si el desgaste no es parejo. Esto no solo causa molestias: puede hacer que el caballo deje de comer bien, baje de peso o incluso rechace la embocadura al trabajar.
Por eso existe la figura del dentista equino, un profesional que se encarga de revisar, limar y corregir las piezas dentales. Aunque todavía suene raro para muchos, el rol de este especialista es fundamental, sobre todo en caballos estabulados o de deporte. Un control anual puede prevenir dolores y problemas que, si no se atienden, terminan afectando la salud y el rendimiento del animal.
Tip: ¿sabías que los dientes de un caballo crecen durante toda su vida? Alrededor de 3 mm por año. Si no se gastan de manera natural, pueden crecer en exceso y causar molestias o lesiones.
Una forma de conocer su edad
Además de las revisiones y cuidados, los dientes también nos ayudan a calcular la edad de un caballo. ¿Cómo? A través de señales que aparecen con el tiempo, como la estrella dentaria, una mancha amarillenta que surge en la superficie de los dientes incisivos a medida que se desgastan. O el famoso surco de Galvayne, una línea oscura que aparece en las cuñas —los incisivos laterales— y que va avanzando con los años: a los 10 empieza a notarse, a los 15 está a la mitad del diente y a los 20 llega hasta abajo.
Estos indicadores no son exactos al 100%, pero son una guía valiosa, sobre todo al momento de comprar o vender un caballo, o de planificar su entrenamiento. Saber su edad te permite tener expectativas más reales sobre su capacidad de trabajo y su estado general.
Cuidar la boca de tu caballo es mucho más que una cuestión estética. Es salud, bienestar y rendimiento. La próxima vez que le acaricies el hocico, pensá en todo lo que pasa detrás de esos dientes… y no dudes en pedir una consulta con un dentista equino. Tu caballo —y su sonrisa— te lo van a agradecer.